Patricia Díaz, psicóloga infanto-juvenil de FMLC
En un artículo anterior os contábamos que, cuando se produce una pérdida en una familia, muchos adultos tienen la tendencia de dar a los niños determinados tipos de mensajes que, en lugar de ayudarles a sobrellevar su duelo, no hacen más que complicarlo.
A continuación os damos algunos mensajes más que también HAY QUE EVITAR a la hora de orientar o consolar a los niños que han sufrido la pérdida de un ser querido.
No hablar del Cielo sin explicar la muerte
Una cosa muy común que se les dice a los niños es el de: «El abuelo está en el cielo« (o papá, mamá, la abuelita, el hermanito…). Con este mensaje englobamos todos los que están en la línea de “está en el cielo”: “Subió al cielo”, “Está en un lugar mejor”, “Se fue de viaje”, etc.
Al darle este tipo de mensajes al niño, lejos de tranquilizarle, le generamos un sinfín de dudas, la primera de ellas si existe la posibilidad de ver al fallecido, si ha subido puede bajar y así cantidad de preguntas que el niño querrá matizar. No es raro que pasen horas mirando el cielo a ver si lo encuentran. O que pregunten si en ese «lugar mejor» hace frío o calor, o si va a ver bien porque no lleva sus gafas…
Hace tiempo una madre nos contó que le había dicho a su hijo que el abuelo había subido al cielo. El niño le respondió que eso era guay, que cómo había subido, y ella le dijo que en ascensor. Así que el niño preguntó que cuándo bajaba y si vendría a la hora de cenar. La madre le dijo que no podía bajar y el niño propuso que fueran al ascensor y subieran ellos. Su madre le dijo que el ascensor era sólo de subida y que ya no se podía bajar, de modo que el niño dijo que al menos quería ver el ascensor. Entonces la madre tuvo que explicarle que el ascensor sólo lo veían las personas que…
A estas alturas os habréis dado cuenta de que la explicación que le dio al niño no sólo no le dejó tranquilo, sino que acrecentó sus dudas y al final obtuvo el resultado idéntico de tener que explicarle a su hijo que el abuelo había muerto, después de haberle mentido.
No comparar dormir con morir
Otra explicación lamentablemente muy extendida es: «Se quedó muy tranquilo dormido y se murió«. Es mejor que evitemos equiparar la muerte al sueño, aunque sea tentador. Nadie se muere por dormir, al menos hasta la fecha, otra cosa es que los lunes estemos muertos de sueño, pero esa es otra cuestión.
Si equiparamos la muerte al sueño o relacionamos la muerte y el sueño, lo que conseguiremos es que el niño en ocasiones desarrolle miedo a dormirse o a que los adultos de su entorno duerman, ya que es una actividad que puede acabar en muerte y es muy impredecible. Así que el resultado que obtendremos será unos niños en alerta que tratarán de no dormirse y que, por supuesto, interrumpirán nuestro descanso siempre que puedan .
Si la muerte de un ser querido ocurre cuando está durmiendo, hay que aclarar la causa, y la causa siempre es física, no es el sueño.
Adaptar la explicación a su edad
«Todos nos vamos a morir«. Aunque ese mensaje sea real y significa que la muerte es universal, si se lo lanzamos sin más a los niños más pequeños caerá sobre ellos como una bomba. Hay que tener en cuenta que, hasta los 10 años, los niños tienen un sentido relativo del tiempo y muchas veces asocian las cosas con la inmediatez. De ahí que cuando les prometamos una recompensa, nos pregunten una y otra vez si ya es la hora de dársela.
Así que aunque el mensaje es real, su sentido de la inmediatez hace que piensen que ellos van a morir en un plazo corto de tiempo, o que sus familiares van a fallecer de manera súbita, de modo que si les decimos esto les generaremos pánico. Lo adecuado es que utilicemos la postergación: les diremos que no moriremos hasta dentro de mucho mucho mucho tiempo, o cuando ellos sean muy mayores y puedan cuidarse solos.
Más sobre el duelo infantil
Estos son algunos mensajes extendidos alrededor de la muerte y que solemos dar a los niños sin pararnos a pensar. Sabemos que cada uno lo hace lo mejor que puede en esta situación, y que contamos con la información que manejamos en ese momento, por eso esperamos que estas pistas os ayuden aunque, como siempre, ante cualquier duda lo mejor es preguntar a un profesional.
Para saber más sobre la atención del duelo en menores, podéis acudir a nuestro servicio gratuito de Psicoterapia de duelo infantil, solicitar que impartamos una charla gratuita para padres y profesores en vuestro centro educativo (a través de este proyecto) o descargar gratis nuestro manual práctico «Hablemos de Duelo», que ofrece pautas para ayudar a los adultos a hablar de la muerte con los niños y da claves sobre cómo viven el duelo los menores según su edad.
También incluye un apartado sobre cómo atender el duelo en el colegio y cómo ayudar a afrontar el duelo a las personas con discapacidad intelectual. La guía está disponible gratuitamente para su descarga en nuestra página web: