Patricia Díaz, psicóloga infanto-juvenil de FMLC
Hoy continuamos nuestro anterior post sobre cómo responder a las preguntas que plantean los niños cuando fallece un ser querido. Estas preguntas suelen ser directas, son dudas que les surgen y que impactan a los adultos, ya que les confrontan con una realidad que no les gusta tras haberles dado unas explicaciones poco exactas, lo que puede desembocar en discusiones desagradables cuando se plantean preguntas incómodas.
● ¿Va a estar en mi cumpleaños?
Es una pregunta relacionada con el deseo de que la persona fallecida regrese, de que acuda al cumpleaños o a cualquier otra celebración. En cierto modo es una huida de la realidad, igual que hacen los adultos cuando se imaginan distintas situaciones en las que el fallecido vuelve y está presente.
Ante esta pregunta, hay que responder al niño que entendemos su deseo, pero que el fallecido no va a estar en su cumpleaños y aclararle que esta situación no es temporal, sino definitiva, que aunque nos gustaría mucho es imposible, no va a estar en ningún cumpleaños ni celebración. También hay que explicarles que esto no se debe a que el fallecido les haya dejado de querer, sino porque cuando uno se muere ya no puede hacer cosas, así que no va a estar ni en su cumpleaños ni en ningún otro sitio.
● ¿En el cielo (o donde se ubique al fallecido) hace frío?
Ejemplo de respuesta adecuada: “Yo no sé si hace frío o no, pero la persona fallecida no siente, porque cuando alguien muere deja de sentir, el cuerpo no funciona y no siente. Cuando el corazón se para y el cerebro deja de funcionar, no puede sentir, las conexiones que tenía eran las que hacían que se sintiera frío o calor”.
● ¿Cómo es el cielo?
Modelo de respuesta: “En realidad el cielo es un sitio mejor, a mí me gusta pensar que el cielo es un lugar en mi recuerdo donde la persona está mejor, así que pienso en cómo le gustaba estar y me imagino que su cielo será…”. Le explicamos un ejemplo: “Podría ser un sillón muy cómodo, con luz, una taza de café y un libro, que es como a él le gustaba estar” y podemos explicarle cómo pensamos que será nuestro cielo, por ejemplo: “A mí una de las cosas que más me gusta es estar tumbada en la playa, tomando algo en una hamaca mientras leo un libro”.
● ¿Duele morirse?
Ejemplo de respuesta: “Aunque hay veces que a las personas les puede doler un poco, ese dolor es momentáneo, pero lo que sí sé es que cuando las personas están muy-muy malitas, los médicos hacen todo lo posible para que no duela. o les duela lo menos posible”.
● ¿(El fallecido) Nos ve?
Ejemplo de respuesta: “No cielo, no nos ve, a los adultos nos gusta pensar que nos acompaña, pero es un modo de recordarle, porque la realidad es que, cuando las personas mueren, sus sentidos dejan de funcionar: no ven, no oyen, no respiran, no piensan… Cuando alguien muere ya no puede hacer todo lo que hacía, acuérdate de que te he explicado que el cuerpo no funciona, así que no sólo no funciona, sino que no ve, no oye, no piensa…”.
● ¿Se vuelve del cielo?
Ejemplo de respuesta: “Del cielo no se puede volver, ya te he explicado que las personas que mueren no pueden volver; que cuando decimos cielo no nos referimos a al infinito azul con nubes que vemos, sino a un recuerdo bonito en el que situamos a las personas que queremos. Pero del cielo no puede volver, a todos nos gustaría pero es imposible, las personas que mueren ya no vuelven a estar con nosotros”.
● ¿(El fallecido) Se acordará de nosotros?
Ejemplo de respuesta: “Eso es algo que no sabemos, pero como te he contado otras veces, yo pienso que al morir su cerebro deja de funcionar y como la memoria se encuentra en el cerebro, no funcionará y no podrá recordar. Es lógico que queramos pensar que no se olvida de nosotros, y seguro que si pudiera no lo haría. Lo que sí sabemos es que nosotros siempre tendremos un recuerdo bonito del fallecido: ¿Quieres que pensemos en un recuerdo para que tú -que sí tienes memoria- le recuerdes?”.
● ¿Tú te vas a morir?
Ejemplo de respuesta: Todas las personas se van a morir, pero lo normal es que me muera cuando pase mucho mucho, mucho tiempo y tú te puedas cuidar solo, porque ya serás mayor. En cualquier caso no tienes que preocuparte, porque siempre va a haber alguien que te cuide. ¿Quieres que pensemos en qué personas conocemos con las que te gusta estar y te pueden cuidar?”
● ¿Cuándo te vas a morir?
Ejemplo de respuesta: No sé cuando me voy a morir, nadie sabe cuándo se va a morir, pero si estás preocupado, te puedo decir que tú vas a estar cuidado siempre. Lo lógico es que yo me muera cuando sea muy muy mayor y tú seas capaz de cuidarte por ti mismo, tengas una familia, vayas a trabajar, etc.”.
● ¿Yo me voy a morir?
Ejemplo de respuesta: No tienes que preocuparte de eso ahora, pero te he explicado que todo el mundo muere, así que es cierto, en algún momento va a pasar, pero lo normal es que pase dentro de mucho mucho muchísimo tiempo, cuando seas una persona muy mayor que hayas hecho muchas cosas en la vida. Aunque hay niños que mueren, eso no es lo normal, es poco común, así que no tienes que estar preocupado.
Contar a los niños la verdad sobre la muerte
Las mejores respuestas serán aquellas que dejen al niño tranquilo y, además, sean verdad. Si entramos en la dinámica de ofrecer respuestas complicadas, que tienen una parte de fantasía o mentira, lo único que conseguiremos es que el niño se haga un lío o que, cuando crezca, se sienta engañado o incluso enfadado con el fallecido. Por eso la clave está en la claridad, la sinceridad y la sencillez. Cuanto más simple sea la respuesta, mejor lo entenderá el niño.
Recordemos que es mejor evitar entrar en debates complejos acerca de curiosidades morbosas. Hay que responder a las dudas de los niños, pero sin entrar en bucles de preguntas sin respuesta. Eso sí, hay que dejarle claro que puede preguntar casi todo, aclarándole que hay cosas irrelevantes que no merece la pena que pregunte, bien porque no están relacionadas con la pérdida o porque no son reales.
Para saber más sobre la atención del duelo en menores, podéis acudir a nuestro servicio gratuito de Psicoterapia de duelo infantil, solicitar que impartamos una charla gratuita para padres y profesores en vuestro centro educativo (a través de este proyecto) o consultar nuestro manual práctico «Hablemos de Duelo», que ofrece pautas para ayudar a los adultos a hablar de la muerte con los niños y da claves sobre cómo viven el duelo los menores según su edad.
También incluye un apartado sobre cómo atender el duelo en el colegio y cómo ayudar a afrontar el duelo a las personas con discapacidad intelectual. La guía está disponible gratuitamente para su descarga en nuestra página web: