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Los duelos superpuestos: Cómo afrontar varias pérdidas sucesivas

Sara Losantos, psicóloga de FMLC

 

© MalagónA veces, cuando fallece un ser querido, parece que todo se detiene. Podemos tener la sensación de que la vida se ralentiza, pero no es así: la vida continúa y el mundo sigue girando, aunque nos pueda parecer imposible que lo haga.

Quizás por esta razón, a veces puede ocurrir que, mientras aún nos encontramos en medio de un proceso de duelo, se produzca otra muerte en la familia o en el entorno, que viene a sumar aún más dolor al ya existente. En este caso, el abanico de reacciones ante esta nueva pérdida es amplio.

Sensación de impotencia ante la vida

Puede suceder que en el doliente predomine una tremenda sensación de impotencia, de que la vida le golpea, le trata injustamente o que todo le sucede a él. A esto se añade una profunda sensación de vulnerabilidad ante la vida y la percepción de que no tienen ningún control en un mundo que es dañino y hostil.

En estos casos, el trabajo del duelo probablemente tendrá que ir encaminado a aceptar que, aunque en la vida tenemos cierto control sobre las cosas que nos suceden, este control no es total, ya que vivimos en un mundo azaroso. Asimismo, habrá que reparar esa visión tan hostil de la realidad y ayudar al doliente a aceptar la dualidad de vivencias que se producen en el mundo, unas veces positivas para nosotros y otras, negativas.

Cuando el duelo es abrumador

A todas estas reacciones que hemos mencionado puede sumarse un sentimiento de derrota, de que lo que ha ocurrido es demasiado para ellos y que no van a poder manejarlo todo. En este punto, es imprescindible acompañar esa sensación, que es legítima, y saber que no se puede imprimir prisa a los procesos de duelo.

Y es que, aunque el tiempo no es el factor clave de un proceso de duelo, lo cierto es que se necesita un mínimo de tiempo –cada persona precisa de un periodo distintopara poder elaborar una doble pérdida. A esto hay que añadir el hecho de que en la vida hay momentos en que una persona puede no sentirse capaz de superar algo, pero esto no significa que no seamos capaces, sólo que en dicho momento vital la sensación predominante es esa.

Los duelos superpuestos

Sin embargo, quizás la más demoledora de las reacciones, la que añade mayor sensación de extrañeza, es aquella en la muerte de un ser querido se superpone a la de otro, como si uno de los fallecidos tuviera una mayor presencia que el otro: como si el recuerdo de uno de los difuntos se difuminara y el del otro cobrase mayor relevancia.

Hay pacientes que describen esta sensación como si el último duelo sustituyera al anterior, como si la otra muerte se viera lejana o hubiese perdido relevancia. Descubrir todas estas sensaciones hace que el paciente lo viva con sentimiento de culpa, como si estuvieran olvidándose de uno de sus seres queridos.

En estos casos, es normal que empiecen las comparaciones, que hagan referencia a cómo se produjeron las distintas muertes, cómo eran las sensaciones en uno y otro caso. Se miden los duelos, los dolores y se equipara un mayor dolor a mayores niveles de afecto.

El espacio mental y emocional del duelo

En estas situaciones, me gusta aclarar que es normal que un duelo tenga mayor presencia que otro. El duelo ocupa mucho espacio mental y emocional, y no tenemos un espacio ilimitado, por lo que es natural que un duelo desplace a otro, sin que ello signifique que queramos más o que queramos menos. Es tan sólo una cuestión de capacidad.

De alguna manera, nuestro organismo racionaliza y se organiza para poder atender lo urgente, o lo nuevo, frente a lo antiguo o menos impactante. Y esto, de alguna manera, se puede traducir en niveles de afecto. No tenemos ninguna capacidad para ordenar nuestras emociones. Como decía Pascal: “El corazón tiene razones que la razón no entiende”.

Recursos naturales para superar el duelo

Es absolutamente pretencioso tratar de saber más que nuestras propias emociones, es mejor confiar en el proceso, porque el ser humano está preparado para superar la muerte de un ser querido, aunque a veces parezca que no, resulte confuso o algunos duelos llevan más tiempo que otros. Para finalizar, quisiera dejar una cita que puede añadir luz y mover a la reflexión personal: “Un pájaro no tiene miedo a que la rama se rompa, porque su confianza no reside en la fortaleza de la rama, sino en sus propias alas”.

Estas claves pretenden servir de orientación a las personas que han sufrido la pérdida de un ser querido o intentan ayudar a una persona doliente de su entorno. Para saber más o para solicitar ayuda psicológica gratuita, no dudes en consultar nuestra página web:

   www. fundacionmlc.org

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