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El duelo por la muerte de un hijo

Sara Losantos, psicóloga de FMLC

 

© MalagónLa muerte de un hijo está considerada como una pérdida inconcebible e insuperable. Resulta una idea aberrante, como si de algún modo la ley natural estableciera que los padres deben morir antes que los hijos.

Esta creencia está profundamente extendida en nuestra sociedad, hasta el punto de que no existe un nombre que designe a aquellos que han perdido a un hijo: huérfano es quien ha perdido a un progenitor, viudo es quien perdió a un cónyuge, pero no existe una palabra ni una expresión que recoja el estado en que queda una persona cuando pierde a un hijo.

El motivo de que no exista una palabra se debe precisamente a que no entra dentro de nuestros esquemas mentales. Es tan dolorosa, tan dura y tan desconcertante que en nuestro lenguaje no tiene nombre.

La negación y ocultación de la muerte

A pesar de todo, sabemos que el ser humano puede morir desde el mismo momento de la concepción, ya que esa es precisamente la única certeza de la que disponemos como individuos: que vamos a morir. Mueren bebés recién nacidos, infantes, niños, adolescentes. Cualquier persona que está viva puede morir.

El problema es que nuestra sociedad se esconde frente a los avances médicos, los avances tecnológicos, el desarrollo de las infraestructuras y global. Desde ahí nos sentimos poderosos e invulnerables frente a la muerte. Entonces, cobijados en esta creencia, empezamos a creer que la muerte es sólo algo que les ocurre a los viejos, o a gente muy enferma, o a gente muy imprudente que corre con el coche.

La culpabilidad por sobrevivir a un hijo

Ojalá existiera alguna manera de blindarse ante la muerte, ya sea no hablando de ella o siendo prudente, pero también los prudentes mueren. Y eso es lo que lleva a mucha gente a creer que la pérdida de un hijo nunca puede ser elaborada o superada, como si fuese ilegítimo o deshonroso sobrevivir a la muerte de un hijo y seguir viviendo.

Se lo hemos escuchado decir a psiquiatras, amigos, pacientes, periodistas… es una creencia profundamente arraigada en nuestro entorno. Y esa es tal vez una de las posibles hipótesis que nos permiten entender por qué se complica este tipo de duelo, ya que mientras un doliente crea que no debe o no es legítimo sobrevivir a la muerte de un hijo y volver a ser feliz, mientras ese pensamiento persista, ningún tratamiento será eficaz, independientemente de la ayuda psicológica que reciba.

Los duelos más complicados

Como ya hemos mencionado en artículos anteriores, el 90% de las personas que experimentan la pérdida de un ser querido atravesará un duelo sano. Sólo alrededor del 10% de los duelos se complican, por la intervención de diversos factores.

En nuestra experiencia clínica, las estadísticas que encontramos muestran además otra tendencia: que los duelos más complicados no son los que se deben a la muerte de un hijo, sino que los que más se complican son aquellos que se producen por muerte de un progenitor. Esto puede parecer un hecho incoherente o sin sentido, pero es así.

Por qué se complica el duelo por la muerte de un hijo

Una posible respuesta a esta pregunta es que, detrás del duelo no resuelto o cronificado, esté esa idea preconcebida de que un padre no debe sobrevivir a un hijo, que un padre o una madre no tiene derecho a volver a ser feliz después de una pérdida así. Quizás por esto muchos de los padres que han sobrevivido a la muerte de un hijo y lo han superado experimentan un cierto pudor.

Otra posibilidad es que al duelo por la muerte de un hijo se le sumen bloqueos o vacíos que el hijo llenaba; o que la pérdida haya sido muy traumática; o que en ese momento no tenga espacio en el esquema mental de la persona que vive la pérdida la muerte. Porque, en principio, la pérdida de un hijo se puede superar.

Seguiremos hablando de este tema en próximos artículos. Estas claves pretenden servir de orientación a las personas que han sufrido la pérdida de un ser querido o intentan ayudar a una persona doliente de su entorno. Para saber más o para solicitar ayuda psicológica gratuita, no dudes en consultar nuestra página web:

   www. fundacionmlc.org

2 comments


  1. marisol

    Mira perdí a mi hijo de 13 años perdió la vida en un accidente lo atropellaron necesito ayuda urgente para mi niña y su papa. Mi hija tiene 11 años y sigue en shock y su papa esta devastado, ayúdenme no se como ayudarlos y yo no tengo los recursos para pagar una ayuda particular temo que su papá intente hacer algo contra su vida, ayúdenme por favor


  2. Querida Marisol:
    Cuando fallece alguien tan joven y de manera repentina, las sensaciones que comentas son normales y esperables según el tiempo que haya pasado tras la pérdida, sobre todo si es reciente. Es un proceso de mucho dolor, que no puede ser vivido de otra manera y en el que es importante permitir la expresión de dolor y fomentar la actitud empática y de unión entre vosotros.
    Te incluimos un link con recursos de ayuda en duelo en México, por si te resulta de ayuda: http://tanatologia.org/seit/gruposapoyo-mexico.html
    Un abrazo,

    Pilar Pastor
    Psicóloga FMLC

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