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Superar el duelo: «A mí me duele más»

Sara Losantos, psicóloga de FMLC

 

Cuando empecé a trabajar como psicóloga experta en duelo, tuve la oportunidad de observar, con asombro, cómo los participantes de nuestros grupos de terapia “competían” por obtener el dudoso honor de ser el doliente que más sufría. En ocasiones se organizaba incluso un debate acalorado, cuyo fin era establecer quién merecía mayor atención terapéutica, aunque al final se trataba más de una lucha por conseguir una mayor cuota de atención del terapeuta.

Este debate, que se da con bastante frecuencia en la terapia de grupo, no se circunscribe exclusivamente a la terapia, sino que continúa en la calle, en la sociedad, más allá de las cuatro paredes de la consulta. Porque todos tenemos una idea subjetiva y personalísima, basada en nuestra propia experiencia, acerca de cuál es la pérdida que más duele, la más grave de todas.

De hecho, existe un gran nivel de consenso en torno a la idea de que la muerte de un hijo es la peor de todas las pérdidas. Sin embargo, nuestra experiencia profesional indica que los duelos que más se complican son otros.

Cada duelo es único y diferente

El modo que tenemos de zanjar esta clase de debates, cuando tienen lugar, es explicar a los pacientes que cada duelo es único. Lo que se pierde con la muerte no es sólo el hijo, el marido o la madre, sino también la especial relación que se tenía con cada uno de ellos, por lo que es prácticamente imposible tratar de crear un ranking de mayor o menor dolor, basándose exclusivamente en el tipo de vínculo que existía entre el doliente y la persona fallecida.

Como psicóloga, considero que en realidad lo que más duele es lo que le duele a cada uno. A los participantes de los grupos solemos decirles que les separan muchas diferencias: el tipo de vínculo que mantenían con el fallecido, el modo en que se relacionaban con él o ella, el tipo de muerte, cómo se enteraron, si tienen apoyo social o no lo tienen, en definitiva: que existen muchas variantes que determinan el hecho de que no haya un solo duelo igual a otro.

El nexo de unión entre las personas en duelo

Por otro lado, el factor común que les une es que todos ellos han perdido a un ser querido y están en duelo, aunque sin duda la forma en que cada uno vive el dolor también es diferente. Podemos centrarnos en lo que nos une o en lo que nos separa, y la decisión que tomemos va determinar en qué dirección caminará el grupo.

Podemos elegir fijarnos en lo que nos separa, en cuyo caso generaremos un espacio de desunión y rivalidad, pero también podemos fijarnos en lo que nos une y, en ese caso, germinará un espacio de encuentro, donde se generarán lazos invisibles de comprensión y aceptación que facilitarán la expresión emocional, clave fundamental para elaborar correctamente el duelo.

En este caso, va a ser especialmente importante la orientación que el terapeuta proporcionará al grupo, conduciendo a sus integrantes hacia todos aquellos aspectos que les unen con sus señalamientos y reflejos.

Respetar el dolor de los demás

Para el doliente resulta fundamental encontrar un espacio donde sentirse escuchado, respetado y en el que se validen sus sentimientos. Todo ello es crucial para la elaboración del proceso de duelo y no es obstáculo para permitir e incluso facilitar que en el grupo existan diferentes opiniones, así como modos de entender la vida y el proceso de duelo, rescatando la subjetividad de cada una de las experiencias. Esto es lo que, en definitiva, hace crecer al grupo como entidad, si existe respeto.

En el fondo, cuando se produce este debate en un grupo de terapia, lo que en realidad está en juego es el cariño o la atención del terapeuta. A fin de cuentas, eso es lo que buscamos todos en última instancia: ser amados. Ya lo dice la famosa cita: “Ámame cuando menos lo merezca, porque será cuando más lo necesite”.

Todas estas claves pretenden servir de orientación a las personas que han sufrido la pérdida de un ser querido o intentan ayudar a una persona doliente de su entorno. Para saber más o para solicitar ayuda gratuita, no dude en consultar nuestra página web:

 www. fundacionmlc.org

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