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Duelo y medicación: pros y contras

Sara Losantos, psicóloga de FMLC

 

No podría decir si apruebo o no el uso de medicación a lo largo del proceso de duelo, porque en realidad no estoy ni a favor ni en contra. Considero que la medicación un recurso útil, a nivel práctico, cuando la situación lo requiere.

Hace algunos meses otra de las psicólogas del equipo de FMLC escribió en este mismo blog acerca de la necesidad de evitar el exceso de medicación en el duelo. En este artículo abordarmos la necesidad de rescatar el uso terapéutico de la medicación, en combinación con la terapia de duelo.

Obviamente no estoy de acuerdo con sobremedicar el proceso de duelo. Entre otras cosas porque sabemos fehacientemente que el dolor no se puede extirpar. Además, numerosos estudios han demostrado que la medicación antidepresiva durante el duelo no es más eficaz que la terapia convencional.

No medicarse para evitar el dolor

Sin embargo, hay ocasiones en las que el uso de la medicación es imprescindible. Hay que matizar que nos referimos a una medicación indicada y controlada por un profesional de la salud mental. Esto se debe a que a veces se dan casos de personas que necesitan medicación y la rechazan porque les parece que es cosa de locos.

Que nos prescriban medicación no debe ser visto como una ofensa. Tampoco es algo exclusivo de personas que hayan perdido su salud mental. Son sustancias que a veces pueden ayudar en el proceso.

Duelos en los que conviene medicarse

Las situaciones con las que me he encontrado a lo largo de mi carrera son:

1. Personas cuyo proceso de duelo ha derivado en un trastorno depresivo. En estos casos, el duelo aparece fundido y entremezclado con un proceso depresivo que hay que atender con medicación, independientemente de que el doliente continúe trabajando su duelo en terapia. A veces se trata de personas que han luchado mucho durante toda su vida y de alguna manera han “gastado” todos los recursos que tenían para afrontar situaciones comprometidas (un accidente, la pérdida de trabajo o de una relación, una enfermedad…). Así, las circunstancias demandan un esfuerzo para el cual ellos no tienen energías ni fuerzas. Hablamos entonces de un trastorno o episodio depresivo, en función de la duración del mismo. Se produce por agotamiento y, aunque se mezcla con el duelo, no se soluciona resolviendo el duelo.

2. Personas con una estructura de personalidad “frágil” y por frágil nos referimos a que hay una tendencia a desestructurarse. El duelo puede “romper” ese equilibrio en estas personas y desembocar en un episodio donde la realidad y la fantasía aparecen de manera confusa. Puede darse incluso en personas en las que no se había identificado previamente una vulnerabilidad psicológica y en las que el duelo detona algún tipo de reacción psicótica. Puede que esta reacción aparezca en la dificultad para asumir y reconocer que la persona ha fallecido. Ya sea porque “la sienten” o “la ven”, o bien actúan como si siguiera viva (preparándoles la comida, la cama o comprándole cosas), sin poder distinguir a ciencia cierta si la persona está viva o muerta.

Terapia de duelo y medicación

Todas estas sensaciones van acompañadas de un profundo sufrimiento cuando se dan cuenta de que la persona realmente ha muerto. En estos casos se hace absolutamente imprescindible tomar medicación, sin la cual resulta descorazonador y profundamente frustrante trabajar en terapia de duelo. Son situaciones delicadas, en las que hay que distinguir entre lo “místico” o “las creencias sobre el más allá”, y estas conductas más extravagantes y extrañas (cuidado, en determinadas culturas esto sería normal).

En esas situaciones, considero que la medicación se convierte en un aliado poderosísimo. No creo que terapia y medicación sean antagónicas, sino que a veces una es más necesaria que la otra. O a veces pueden combinarse. Todo depende de lo que requieran nuestros pacientes en cada momento. A veces pregunto a mis pacientes: ¿Por qué hacer una paella con 5 ingredientes, si tienes 10 sobre la mesa? La discusión está servida.

Estas claves pretenden servir de orientación a las personas que han sufrido la pérdida de un ser querido o intentan ayudar a una persona doliente de su entorno. Para saber más o para solicitar ayuda psicológica gratuita, no dudes en consultar nuestra página web:

   www. fundacionmlc.org

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