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Las niñas de Benga conquistan la educación Secundaria

Os lo contamos hace un año, cuando los vientos de cambio comenzaban a agitarse en la humilde comunidad de Benga, en Malaui. En un país donde únicamente el 20% de las niñas completa la escuela Primaria, sólo un 17,6% de las mujeres tiene estudios de Secundaria y apenas una de cada 200 va a la universidad, un hecho insólito se registraba en un aula de nuestra escuela Saint Mary: por primera vez el número de alumnas matriculadas superaba el de alumnos. ¿Qué estaba sucediendo?

La educación de las mujeres en Malaui lleva décadas siendo un gran desafío. Además de estar clasificado como uno de los países del sur de África con las cifras más elevadas de abandono escolar entre las niñas, Malaui tiene unas altísimas tasas de matrimonio precoz: más del 40% de las adolescentes se casan antes de los 18 años, tras lo cual la mayoría abandona la escuela.

A esto se suman los efectos de la reciente pandemia, que ha agravado la crisis humanitaria que atraviesa este país africano, induciendo a muchas menores a dejar los estudios prematuramente. La marginación educativa que sufren las niñas en Malaui tiene mucho que ver con la pobreza endémica de sus habitantes. A menudo las familias priman la educación de los hijos varones cuando no tienen recursos suficientes para pagar los estudios de todos. Pero también es consecuencia de la mentalidad tradicional que impera en el país y que relega el papel de las mujeres al ámbito doméstico.

Sentando las bases del futuro

Desde nuestra escuela de Benga llevamos años trabajando para fomentar la educación de las niñas a través de múltiples frentes: no basta con abrirles las puertas de un aula, también hay que concienciar a las familias sobre la importancia de educar a sus hijos, ofrecer a estos una atención integral que también cubra su nutrición y su bienestar, y proporcionarles entornos de aprendizaje seguros e inclusivos. Esto implica, por ejemplo, disponer de suficientes baños que faciliten la asistencia a clase de las niñas durante la menstruación, una de las principales causas de absentismo escolar en Malaui.

Gracias a este trabajo minucioso y constante, lo que el año pasado parecía un hecho aislado ahora va camino de convertirse en un huracán transformador. Y la razón es que veintidós niñas de Benga han logrado terminar la Educación Primaria con buenas notas y, gracias a nuestro programa de becas, podrán matricularse en un buen colegio para estudiar Secundaria. Todo ello después de protagonizar otro hito: por primera vez desde que pusimos en marcha esta iniciativa -con la que hasta ahora hemos ayudado a más de 300 estudiantes sin recursos-, el número de adolescentes becadas supera al de chicos, que este año ascienden a un total de veinte.

Aunque la escolarización no es la única forma de superar la discriminación que todavía afrontan las mujeres en Malaui, sí es la solución más eficaz. A través de una educación de calidad, las niñas pueden tomar conciencia de sus capacidades, ganar confianza en sí mismas y adquirir los conocimientos necesarios para, al crecer, conseguir un empleo y la independencia económica. Esto les permitirá resolver por sí solas sus problemas e influir activamente en los procesos de toma de decisiones de su comunidad.

Hoy son sólo una veintena de niñas, pero mañana serán las precursoras de un cambio que ya comienza a consolidarse en el corazón de África.

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